Establos de Beauxbatons

En el mismo momento en el que anunciaron que se podía salir del salón de la verdad, Rachel se levantó y fue directa hacia los establos. La chica podría parecer muy despreocupada en algunos asuntos pero en lo relacionado con su yegua era muy responsable, quería cerciorarse de que había llegado bien desde Italia.

- ¿Quién anda ahí? - Una voz ya familiar le hizo levantar la mano, era el guarda del establo quien por supuesto ya conocía a Rachel. Le dio permiso para entrar a los establos y allá que fue ella, loca por ver a su preciosa yegua alada.

Algo aburrida, Bailey decidió pasar los Establos. Aún no tenía caballo, pero su hermana sí, por lo tanto pensó en ir a visitarlo. Aún a unos metros de distancia, divisó una alta y rubia figura, y no tuvo que acercarse mucho más para comprobarlo: Era su hermana mayor.
-Hola! -Le dijo alegre mientras se acercaba a acariciar a la yegua -Te eh estado buscando..

Se disponía a acariciar a Venus cuando escuchó una voz sumamente familiar a sus espaldas. Se giró justo para ver como su hermana pequeña iba hacia ella, como siempre con una sonrisa en la cara.

- Eh, Bails - La saludó también sonriente, no podía ser de otra forma tratándose de su hermana pequeña. - Tenía que ver si esta chica había llegado bien - Se disculpó acariciando a la yegua.- Hm...con que Ailés, ¿eh? - Comentó a la vez que elevaba una ceja en su dirección, fingiendo enfado aunque claro que a ella eso no le importaba, no demasiado.

Al escuchar el ultimo comentario de su hermana, sonrió. Estaba segura de que se sentía algo enfadada por no haber quedado en la misma casa, pero aún asi trataba de ocultarlo porque sabía lo importante que era para ella. Esa era una de las tantas cosas que siempre le habían gustado de su hermana mayor.

-Si, aunque Ailés parece ser una buena casa por lo que eh escuchado. Pero hubiera sido genial estar juntas –Respondió con una media sonrisa aún acariciando a la yegua.

- Ahora que estás tú será mucho mejor - Aseguró con una sonrisa satisfecha y es que estaba orgullosa de tener una hermana pequeña como Bailey. Solo con sus hermanos se podía ver la parte de ella que siempre ocultaba a la gente. Torció el gesto y abrazó a la chica - Aunque no estemos en la misma casa yo siempre voy a estar aquí para lo que necesites - Le revolvió el pelo con cariño y luego acarició suavemente a su yegua, apartándose acto seguido.

- Voy a dar una vuelta antes de cenar, luego nos vemos Bails - Y se puso en camino hacia los alrededores del palacio, que ya hacía tiempo que no veía aquellas magníficas vistas.