Mesas de Le Chaudron Enchanté

Estaba harto de dar vueltas por la calle en busca de algún lugar o de alguna chica, hasta que encontró este sitio, comprobó si tenia algo de dinero para tomar algo y entro.
- Hola - No había nadie, tan solo el camarero, se acerco a la mesa más limpia que había y se sentó a esperar que viniera el camarero.

- Por Merlín, ¿es que no sabes andar más rápido? - Masculló entre dientes dirigiéndose a su elfo doméstico, el cual iba detrás de ella intentando no tropezar con todo el gentío. Estaba harta de tener que esquivar a personas y eso junto con que le había comenzado a sonar la barriga y aún no llegaría a casa le hizo entrar en el primer bar que vio.

Ese lugar desprendía un dulce aroma a café y a pan recién hecho que le agradó a Rachel e incluso le hizo sonreír, no estaba mal. Buscó con la mirada una mesa junto a la ventana y descubrió para desgracia suya que todas esas estaban ocupadas, una de ellas por alguien a quien ya conocía bastante bien.- Pero qué pequeña es la Francia, por lo que parece – Comentó mientras se acercaba hasta allí.

Sonrío suavemente al escuchar esa voz, sabia perfectamente quien era.
- Pero chica, ¿me persigues o esto es cosa del destino? - Decía con su tono ya particular. - Oye ¿Sabes que esto también es un motel? -

Esto último lo dijo muy serio, solo lo hacia para gastarle una broma a su, bueno lo que se podría decir su "amiga". - Podríamos tomar algo y luego, ya sabes... -

- Yo no creo en el destino pero no por es te hagas ilusiones, en lo último que pensaría sería en buscarte -. Alexander le ''informó'' de todas las funciones de aquel lugar y notó como ante eso el elfo se movía a sus espaldas, notablemente inquieto frente a la propuesta que se le hacía a su ama. Echó la cabeza hacia atrás para verlo y no pudo reprimir una sonrisa divertida ante lo que veía.

- Mira lo que has conseguido, al fin algo divertido – Miró a Alec y se encogió de hombros sentándose frente a él.- Mucho tendrías que hacer para que acabara en una habitación contigo de compañía.

- Ya tendría que correr mucho el elfo para yo acabar en una habitación contigo chica. - Dicho esto, sonrío ganador, su frase quería decir que antes se iba con el elfo que con ella, no era para nada cierto pero le hacía gracia que ella lo creyera así.

- Además mi habitación hoy ya esta ocupada, por una chica eh, no por tu elfo. -

La mesera, inusualmente joven, de unos 16 o 17 años, se acercó a la mesa en la que estaban un chica y una chica junto a un elfo
-Buenos días- habló con una sonrisa- que les sirvo?

Empequeñeció los ojos en señal de molestia frente al comentario mordaz que Alec le había hecho aunque sabía claramente que solo lo había dicho para eso mismo; molestarla y picarla. Estaba a punto de contestarle con un comentario muy parecido al de él cuando alguien habló. Alzó la vista justo para ver a una chica que parecía tener su misma edad, una chica muy joven para trabajar en un lugar como aquel aunque volvió a guardarse lo que pensaba.

- Estaría bien una cerveza de mantequilla – Se limitó a decir y después de echarle una rápida mirada a Alexander volvió a centrar su atención en la mesera-. Para él una poción envejecedora, así se le quitaría tanto ego aunque solo sea por unas horas – Embozó una sonrisa divertida.

- Que sean dos cervezas de mantequilla señorita. - Dijo el esbozando le su sonrisa chulesca a la mesera. - ¿Por que no le dices a tu elfo que se vaya? ¿O es que tienes miedo de quedarte sola conmigo? - De nuevo se fue acercando a ella lentamente. Le divertía tanto picarla o ponerla nerviosa, y es que su relación siempre ha sido así y nunca ha ido a más, para una "amiga" que tiene, sabe que si hicieran algo se aburriría de ella como de todas.

La mesera, sin entender mucho del tema que estaban hablando aquellos dos jóvenes, se limitó a sonreír. Empezó a anotar el pedido en una minúscula libreta que llevaba en la mano, pero cuando se empezó a sentir incómoda por estar allí, tal vez interrumpiendo algo, decidió marcharse a seguir atendiendo a la gente de otras mesas.
-Enseguida les traigo sus pedidos! –Les dijo ya desde la otra punta del Caldero.

Antes de pasar por l'Espirit, Emma decidió darse una vuelta por Le Chaudron Enchanté. Tenía muy claro que estaba retrasando sus compras, pero con ese calor no lo podía evitar.. Necesitaba tomar algo fresco.
Entró al local y se sentó en una de las mesas más cercanas a la puerta esperando que la atendieran.

- Vale. - Dijo al escuchar a la mesera. Al instante entro una chica y se sentó cerca de la puerta, podía interesarle. Le sonaba su cara, tal vez de haberla visto por los pasillos de la academia.
- Ahora vengo Rachel, voy a saludar a una persona. - Se acerco a la mesa donde se había sentado la chica y se dispuso a soltar su discurso chulesco.
- Hola, ¿qué tal? soy Alexander, puedes llamarme Alec. - Se acerco un poco y dejo un beso en cada mejilla de la chica. - Es que desde que has entrado no he podido dejar de mirarte ¿nos conocemos de algo? -

Entró en Le Chaudron Enchanté y recorrió todo con una mirada. La chica rubia que se había encontrado en L'Esprit estaba en una mesa sentada sola mientras que un chico moreno al que no podía verle estaba charlando con ... hizo una mueca de asco, era Emma Brinson, y que digamos nunca se habían llevado muy bien, la chica era simplemente insoportable según las palabras de Hannah y sus amigas. Sin decir nada se fue a sentar a una de las mesas de la punta que tenía todo un ventanal a su lado.

Cuando aún esperaba que la atendieran, un chico que hace unos minutos se encontraba sentado en otra mesa bastante lejos de la de ella, se acercó.
-No sé de donde te conozco, pero vale aclarar que tengo novio. –Se adelantó a decir. –Seguramente nos hayamos visto en el Instituto. –Agregó arreglándose las uñas para no mirarlo a él.
Justo en ese momento miró para atrás y vió a Hannah Neit. ‘Perfecto, no me bastaba con encontrarme con la pelirroja insoportable aquella, sinó que ahora también me tengo que encontrar con la mejor amiga’ pensó recordando su encuentro con Dominique Weasley en Bijoux Diamants.
En el momento que estaba a punto de agarrar sus cosas y marcharse, una de las camareras se acercó a su mesa...

Otra de las camareras, esta vez una de unos 30 y pico años de edad, se acercó a la mesa de la chica rubia y su acompañante.
-Bienvenidos a Le Chaudron Enchanté. ¿Que les puedo ofrecer?

-Tráigame una cerveza de mantequilla, bien helada -Le ordenó sin siquiera dedicarle una mirada al chico que se encontraba junto a ella. -Y me tengo que ir rápido, asi que por favor no se demore.

- Pobre chico, entonces. - Dijo victorioso, y sin más se fue, pero no hacia su mesa, antes de que pudiera regresar a su mesa, vio entrar a una chica morena, mucho más atractiva que la otra, sin pensárselo dos veces se dirijio hacia ella, esperaba que esta no fuera tan imbécil como la otra. Se acerco hacia su mesa, se sentó en una de las sillas que había y empezó su discurso de siempre.
- Hola, ¿qué tal? soy Alexander, puedes llamarme Alec. - Se acerco un poco y dejo un beso en cada mejilla de la chica. - Es que desde que has entrado no he podido dejar de mirarte ¿nos conocemos de algo? -

Mientras revolvía su cerveza de mantequilla con gesto tranquilo vio como Brinson ignoraba completamente al chico que estaba frente a ella, hizo una mueca de desagrado, típico de ella, creerse el centro del mundo y mucho más que los demás.
Al ver que el chico se levantaba de la mesa para luego acercarse a la suya enarcó una ceja, lo conocía, era Alec Payne, quien era unos años mayor que ella y también iba a Beauxbatons.
Se sentó y cuando le dio dos besos lo miró, evaluándolo, cuando determinó que el chico era lo suficiente como para hacerle caso le sonrió. Sabía que el chico estaba siguiendo una estrategia que seguramente había hecho con miles, no era de las ingenuas que se lo creía, al fin y al cabo ella hacía lo mismo con la mayoría de los chicos que le parecía que valían la pena, en el sentido de que estaban a su nivel, así que... porque no seguirle el juego?
-Soy Hannah, y claro que nos conocemos, yo también voy a Beauxbatons- habló sonriente pero a la vez coqueta

- Si, es cierto, es difícil de olvidar a alguien como tu. - Dejo ver como siempre su atractiva sonrisa torcida mientras la miraba fijamente y con otra mano se revolvía su pelo. - Y ¿cuantos años tienes? - La verdad es que eso le daba igual, no le importaba para nada la edad, en realidad le daba igual todo, lo único que quería era ligar.

Rió ante la frase de ligue,
-Enserio?- dijo irónica para después volver a reír. Sabía que el chico era bastante popular entre las chicas, pero no entendía como alguien podía caer ante algo así.
-Tengo 14, muy chica para ti?- preguntó mientras se recostaba hacia adelante contra la mesa

Ladeó la cabeza hacia atrás y le hizo un gesto al elfo para que se fuera a llevar los libros a casa, a lo cual la criatura miró a Alexander dubitativa pero finalmente hizo caso y salió del establecimiento. Movió la cabeza con rapidez hacia él de forma que su pelo, ahora totalmente lacio, se le echase al rostro. Se lo apartó con un suave movimiento y entonces él se levantó. Rodó los ojos observando hacia donde se dirigía y no pudo ocultar la divertida escena; él, Alec Payne, siendo rechazado por una mocosa de unos 13 o 14 años, no podía haber nada mejor para distraerse. Soltó una fuerte carcajada que bien asustó a algunas personas cercanas pero es que no se pudo reprimir.

Dejó de ver qué otras estupideces hacía y se concentró en la cerveza de mantequilla que le habían traído y, si Alec no venía a tiempo, también se tomaría la suya.

Esa chica era demasiado ¿sosa?, si eso es sosa, encima no era tan atractiva, solo un poco más que la otra, por simpatía esa chica, no ligaba, eso esta claro, tenía ganas de decirle que si, que era demasiado pequeña para él, pero cuanto antes empezase a ligar con chicas, antes cumpliría su apuesta así que... - Si acompaña la edad con la personalidad, pues si serias demasiado pequeña, pero es que tampoco te acompaña el cuerpo, pareces, más mayor, demasiado atractiva para tener 14 años. -

Se miro las uñas mientras ponía las manos encima de la mesa, luego miró devuelta al chico que tenía delante. Hizo un ruidito molesto con la boca y hizo a un lado el bazo de cerveza con mantequilla ya vacío.
-Pues la chica pequeña se tiene que ir- le dijo mientras se levantaba y se acomodaba el bolso, le dirigió una sonrisa de lado y se dirigió hacia la puerta, salió y enseguida se perdió de vista en las calles abarrotadas de gente.

Hoy no era el día de Alec, le había pasado muchas veces pero nunca con dos chicas a la vez, se sentía un poco ¿defraudado? no, eso nunca, ha pasado con dos, pero no con tres, eso lo tenia seguro.
- Espero que nos veamos por los pasillos. - Oh no, pensaba para si mismo mientras volvia a la mesa en la cual estaba sentado con Rachel. - ¿Qué, echando un buen rato viendo como me rechazan? -

Se tomó su bebida con tal solo uno o dos tragos y cogió la cerveza que le correspondía a su amigo sin importarle si era demasiado. Miró entonces hacia donde Alexander hablaba con una chica morena que la reconoció de inmediato como la joven de la librería. ¡Y segunda vez que le dejaban plantado al chico, señores! Alec no tardó en volver hacia donde ella estaba, Rachel giró la cabeza dirigiéndole una mirada que decía en silencio: ''¿enserio?''.

- No voy a reírme aunque es... deprimente - Le comentó haciendo todo lo posible por no reír, cosa difícil - ¿En qué pensabas, saltacunas?